Educación Libre: Cuestionando el fomento de la autonomía

Cuestionando el fomento de la autonomía¿Es respetuoso fomentar la autonomía, tal como se hace en Educación Libre?
Pensaba que yo lo había entendido mal. Yo y mis compañeros. Que éramos un caso aislado. Pero no es así. Es algo corriente en la práctica de muchos proyectos de educación libre: forzar al niño a ser autónomo. ¿No suena muy respetuoso, verdad?

Estoy segura que todos y todas las que nos adentramos en el mundo de la educación respetuosa queremos lo mejor para nuestros hijos y los/as niños/as que acompañamos en nuestro trabajo. Nos formamos con talleres y cursos de las diferentes corrientes pedagógicas, buscando desaprender los patrones educativos inculcados por nuestros padres, para poder ofrecer nuestra mirada y presencia más respetuosa y amable.

Con esto en mente, siento la necesidad de compartir con vosotros/as un descubrimiento profundo: hay algo en lo que he creído durante años, que ahora estoy segura que no es respetuoso.

La importancia de la autonomía en Educación Libre

Antes de empezar, os explico un poco como a mi entender tratamos la adquisición de la autonomía en esta corriente pedagógica.

Es una manera de entender y hacer muy bonita. Dejamos espacio y tiempo para que el/la niño/a descubra el mundo por él/ella mismo/a.

Importancia de la autonomí a en Educación LibreEl adulto no enseña como “funciona” o como se usa un material. El/la niño/a tiene todo el tiempo del mundo para descubrir 1000 maneras de utilización. El adulto no adelanta su desarrollo motriz, subiéndolo a un columpio o una escalera. El/la niño/a tiene todo el tiempo del mundo para desarrollarse a su ritmo. Ya subirá cuando esté preparado.

Cuando el niño actúa por su propia iniciativa e interés, aprende y adquiere capacidades y conocimientos mucho más sólidos que si se intenta inculcarle desde el exterior estos mismos aprendizajes.

Emmi Pikler

El adulto “sabe-todo” se contiene, se frena, observa, y queda maravillado.

Cuándo un/a niño/a pide ayuda al adulto acompañante, por ejemplo, para darle la mano para que pueda caminar equilibrado sobre unos troncos, se le anima a hacerlo solo, contestando “Tu puedes”, y no saliendo de su lado para apoyarlo en todo el momento. La intención es que así coja confianza en él mismo y aprenda a hacer algo sólo cuando se sienta seguro. (Aquí veo ahora una contradicción, en la que entraré más adelante).

El planteamiento en relación a la ayuda se podría resumir en “nunca ayudar al niño”. Se entiende que “no ayudarlo” no quiere decir “no apoyarle”, es decir, si un/a niño/a se cae al suelo y llora, estar a su lado, pero dejar que se levante él/ella solo/a.
Pere Juan, La Caseta

La base es apoyar al/la niño/a a hacerlo todo solo, no interferir y a la vez estar presente, para que así descubra sus capacidades y confíe en ellas.

Nunca te inmiscuyas en sus juegos, dale autonomía y déjale realizarse.
Rebeca Wild

¡Precioso! ¿Entonces, qué es lo que me oso a criticar?

Lo escrito es muy bonito, y puede ser entendido y aplicado de distintas maneras. Y aquí voy, a la práctica, a como lo hemos entendido. Creo que lo importante es no aplicar las “directrices” ciegamente y en todas las situaciones, y poder decidir a cada momento que hacer, confiando en nuestro sentir.

Si quieres saber un poco más sobre la educación libre, puedes visitar mi post ¿Que es la educación libre?.

Cuestionar las “directrices”, confiar en nuestro sentir

Desde que he sido madre, un evento estruendoso que ha cambiado todo en mí, empecé a revisar internamente lo aprendido. Empecé a sentir y a indagar en las maneras de acompañar de la Educación Libre. Digo sentir, porque antes solo “seguía órdenes”. Tenía una hojita con los “límites” y el modo de proceder, y eso repetía. Era mi seguridad en un mundo completamente nuevo. Tenía miedo de equivocarme, y lo que estaba escrito en ese papel realmente me parecía estupendo. Pensaba que era lo mejor para los niños y estaba de acuerdo con todo.

De forma natural y profunda, sentí y siento que necesito interiorizar lo que antes era solo mental, necesito sentir con todo mi ser esas maneras de acompañar. Este proceso engloba cuestionarlo todo. Incluso las verdades asumidas como verdades absolutas inamovibles. Sobretodo esas.Porque las aplico con mi hija y eso lo magnifica todo.

Hay cosas maravillosas con las que sigo de acuerdo, pero ya no porque lo he aprendido así, si no porque lo he hecho mío, y realmente lo siento así. Ya no tengo miedo a equivocarme, porque hago lo que siento. Sigo y seguiré en un cambio y evolución constante, y confío en mí instinto de madre. ¡Gracias hija, mi maestra!

El inicio del cuestionamiento del acompañamiento aprendido en mi formación y posteriores prácticas en distintos proyectos de educación libre/viva sucedió en una charla del pediatra Carlos Gonzalez. No me acuerdo de la frase exacta. Solo sé que me impactó. Hablaba de la convicción que tenemos que cuando ponemos un límite a un niño lo tenemos que mantener hasta el final. Carlos González lo cuestionaba, indignado, diciendo:

¿Vivimos en una dictadura o en una democracia? ¡Está claro que podemos negociar y reconsiderar! Y no vamos a perder nuestro “poder” por eso.

A partir de este momento se me abrió una puerta. Me di cuenta que nada es una verdad absoluta y todo puede ser cuestionado.

A medida que pasaba el tiempo en el que acompañaba a mi hija, y utilizando ese instinto de madre, poco a poco empezó a crecer en mi un malestar entorno a otra “verdad absoluta” del programa de educación libre o viva de “cómo acompañar a los niños/as”.

El punto que habla de fomentar la autonomía, “Ayúdame a hacerlo todo solo”, abreviado por: “No ayudamos”

Ayudar es cuidar“¿No ayudamos?” ¡Cuidar es ayudar! Mi corazón de madre cada vez estaba más rebelde. Sentía profundamente que es importante ayudar a mi hija. Es vital que ella sepa que su madre está aquí para ayudarla en todo lo que necesita.

Quizás no lo hemos entendido del todo. Quizás los grandes que inspiran a la pedagogía libre como Rebecca Wild lo han sentido profundamente y nosotros, los aprendices, no lo hemos captado por eso, porque estamos aprendiendo, porque lo aprendido todavía no ha llegado a un nivel tan profundo.

En la práctica obligamos al/la niño/a a ser autónomo

Yo solo sé cómo lo practicamos. Hablo en plural porque sé que es una práctica común en muchos proyectos de educación libre. He leído proyectos, preguntado a madres amigas y a compañeras de profesión. (Todos los ejemplos que leerás son reales, vividos por mí o por compañeras).

Fomentamos la autonomía. Animamos al/la niño/a a hacerlo él/ella cuando nos pide ayuda. Contestamos: “Tu puedes”.
Y me pregunto: “¿Y si no puede?”
¿Si nuestra intención es que coja confianza en él mismo y aprenda a hacer algo solo cuando se sienta seguro, porqué le animamos a hacerlo sin saber si está preparado?

Obligar a la autonomía no tiene nada de respetuosoUna niña subió a un árbol. Estoy a su lado mientras intenta bajar del árbol que ha subido y que ahora dice que no puede bajar. Aunque tiemble de miedo, si ha podido subir también tiene que saber bajar. Cierto, estoy a su lado.

Pero esa niña quizás ahora no quiere bajar del árbol. Quizás ahora siente miedo, se siente insegura, y seguramente no está disfrutando.

Por otras palabras: le estamos OBLIGANDO a ser autónomo. Y eso para mí, ahora que lo he podido sentir, no tiene nada de respetuoso.

¿No nos habremos pasado con las ganas de fomentar su autonomía, pasando por encima de su voluntad, de sus emociones?

Yo lo he hecho durante 4 años, pensando que era lo correcto. Pensando que era lo mejor.

¿Qué es lo que no hemos entendido?

Un niño de 3 años no quiere ponerse los zapatos, aunque ya sabe cómo se hace. Un acompañante está a su lado media hora, impidiendo que vaya a comer hasta que no se ponga los zapatos solo.

Y si no quiere ser autónomo todavía, estamos siendo respetuosos fomentando, para no decir obligando a la autonomía?

Una acompañante acompaña una niña de 2,5 años a hacer pipí en un día de excursión al bosque y se queda con ella media hora con los pantalones bajados, en otoño, hasta que ella se los sube sola.

Paremos un momento y pensemos juntos:

¿Que aprenden con esto?
¿Que sienten ahora en esta situación?
¿Ahora mismo los estoy cuidando?
¿Están disfrutando con la descubierta de la autonomía ahora mismo?

Claro como el sol se me encendió la bombilla: ¡Esto de acompañamiento respetuoso no tiene nada! Ahora solo me parece otra forma de autoritarismo encubierto. ¡En nombre de la importancia de la autonomía!

Ahora a mí me suena así: lo haces tú y punto, porque yo te lo digo.
¡Porque yo soy el adulto y yo mando!

Y después leo en nuestros proyectos educativos, que sentimos un profundo respeto por los procesos evolutivos de los niños y que confiamos en la capacidad innata de los niños para guiar sus aprendizajes.

¿Y porque no confiamos en el aprendizaje de la autonomía?
¿Porque no respetamos el proceso evolutivo de su autonomía?

Repito… ¡Les obligamos a ser autónomos!

Me quedé atónita, asustada. ¿Cómo hemos podido entenderlo tan del revés? ¡Lloro de rabia e impotencia por los años que esto me ha parecido normal y respetuoso!

Disfrutar la autonomíaConclusión

La adquisición de la autonomía del niño tiene que ser desde el disfrutar y nunca por obligación.
Emmi Pikler

¿Cómo actuar? ¿Cómo sabemos entonces si estamos siendo respetuosos?

En vez de fomentar la autonomía o animar a ser autónoma, quiero dar espacio a que la autonomía suceda naturalmente, en su momento.

Quiero estar atenta a las señales, para entender si mi hija – y cada uno de los/las niños/as que acompañaré en un futuro – quieren esa autonomía y si estan disfrutando con su adquisición.

Siento que Emmi Pikler lo puntualiza con precisión maestral. El disfrute es la clave.
La descubierta del mundo se realiza a través del disfrutar.

Obligar siempre será faltar al respeto.

Si quieres saber más sobre Emmi Pikler, puedes leer mi artículo ¿Qué es el método Pikler?

Quiero aclarar que no es mi intención dar una mala imagen a la educación libre. Lo único que pretendo es que nos cuestionamos nuestras maneras de hacer – que sin duda son con las mejores de las intenciones – para evolucionar más todavía en el acompañamiento y la presencia desde el respeto profundo y el amor.

“No le estoy negando la ayuda, nunca. Solo le ofrezco la oportunidad de hacerlo solo.”
Nuria Puigdevall

Gracias a mi hija, mi maestra y a mi amiga y mentora Núria Puigdevall del proyecto 7 Estrelles, he podido entender con el corazón a Emmi Pikler, y adentrarme más todavía en el camino del respeto cercano y amoroso.

Quiero compartir con vosotras ese camino. No quiero acabar este post sin ofrecer una segunda parte¿Ayudar o no ayudar? Cómo acompañar la adquisición de la autonomía en la infancia -, donde hablo de las diferentes situaciones donde los niños pueden necesitar y pedir ayuda y como me puedo colocar como adulto, para actuar con el mayor respeto y desde la presencia amorosa. La ayuda en los momentos de cuidado, de juego, de exploración. La ayuda en situaciones que a nivel motriz todavía no puede hacer, y la ayuda cuando no quiere hacer algo que ya sabe. Hablo del acompañamiento de la frustración, y del acompañamiento cercano en situaciones que ya sabe hacer solo.

Para que te lleguen todas las publicaciones al email y no te pierdas ninguna puedes suscribirte al blog. También puedes encontrar todas las publicaciones en Facebook e Instagram.

Mi idea inicial era hacer solo un post, ¡pero me he alargado demasiado! Es lo que tiene cuando un tema nos apasiona… ¿Que te ha parecido? ¿Te ha servido, te ha movido, o tienes una opinión completamente diferente? Me encantará saberla sea cual sea.
¡Déjame un comentario!

10 comments

  1. Carla lim says:

    Exatamente! A receita está em cruzar a teoria, ou as teorias, com um ingrediente base fundamental: o sujeito em causa.
    Cada sujeito/criança/indivíduo é uno. Específico. Único e irrepetível.
    Sabendo isto, só temos de o colocar no centro do processo para conseguirmos ser respeitadores. Temos de o conhecer (deixar-nos descer ao seu nível e olhar) profundamente e, com esse conhecimento, a cada momento saber como o ajudar a seguir o seu caminho e a atingir o seu (seu, de mais ninguém) máximo potencial 🙂 <3

    • Sara Nima says:

      Ohhh, Carla, que bonito! Gostei muito de ler o teu comentário, é muito poético e posso sentir que vem diretamente do teu coração. Muito obrigada por compartir! E sim, estou completamente de acordo contigo! Um beijinho <3

  2. Espe says:

    M’agrada molt tot el que dius, crec que cap dels que han escrit en educació lliure sobre autonomia, no volien ser tant rigits, com nosaltres des de la nostre posició mes radical ho hem interpretat. Com tot, les lectures radicals no són bones i no hi ha blancs i negres, sinó tons de gris.
    Gracies

    • Sara Nima says:

      Hola Espe!
      Moltes gràcies pel teu comentari. Si, hi estic d’acord! Estic segura que els grans que ens inspiren com son Rebeca i Mauricio Wild no eren rígids, ni volien transmetre la rigidesa com valor! Es, com tu dius, la nostra interpretació i la nostra inseguretat, el que fa sorgir aquestes situacions. Lo bo es que cada dia aprenem i ens podem millorar, fer-nos més segures i confiar en la nostra veu interior. Un petó!

  3. Anna Romeu Capdevila says:

    Hola, este post se merece unas FELICIDADES para tu descubrimiento y un MUCHAS GRACIAS para compartirlo ya que yo he vivido alguo semejante solo siendo madre y pensava que me volvia loquita jejeje
    Te cuento… tengo mi hija mayor de 2 años y 9 meses y he uzgado por distintos proyectos, blogs, información. Estuvimos el pasado mes de Abril en un grupo de acompañamiento donde creo que hacian lo que tu nos cuentas de obligar a la autonomia, en un retiro nos fuimos al rio caminando y nos invitaron a no coger en brazos a nuestra hija llorando reclamandonos ayuda, estubimos 4 horas para llegar al rio, el grupo estaba alli hacía rato. Cuando lo pienso me muero de dolor de corazón… y todo para que sea independiente o autonomo? Con menos de 2 años… Uufff… no hemos vuelto allí…
    Donde està el respeto por su propia motivación? Ella no estava decidiendo ir al rio y en general todavia no habia decidido hacer largas caminatas por ella misma… así no estavamos respetando nada. Y la chica nos leia fragmentos de Rebeca Wild…
    Por suerte he dado con otras personas que acompañan des del Amor, lo que realmente me esta ayudando a respetar a mi hija.
    Si, mi hija sabe ponerse los zapatos, sabe ir al baño sola, sabe vestirse bastante, sabe comer sola, sabe lavarse las manos sola, le gusta ir a pasear por el bosque andando… etc, pero también y con mucho amor, hay veces que necesita que le pongamos los zaptos, que la vista, que coma en mi regazo y le dé la comida, que le lava las manos, que la llevemos en la mochila o en cochecito…. y lo seguiré haciendo hasta que lo necessite… Ahora sé que mi hija sé está llenando de AMOR, todo el resto (la autonomia, la confianza, …) llegará sólo… Eso sí, seguié leyendo, conociendo y informandome y a la vez qüestionandolo y poniendolo en práctica.
    Muchas gracias para compartirlo y dar a conocer esta incongruencia que sé que puede existir en la educación libre.
    Un abrazo

    • Sara Nima says:

      Uff, Anna, que escalofrío tu historia 🙁 Sí, es un buen ejemplo… Me pone triste que hay todavía más acompañantes de los que yo conozco que pasan el límite del acompañamiento respetuoso. Que no han entendido que en primer lugar viene el amor, y que aplican de forma rígida unas directrices malinterpretadas… A la vez, tu historia me confirma la necesidad de publicar este post, y te doy las gracias por compartirla. No me fue fácil decidir publicarlo, ya que sé que es un tema complicado que podría traerme algún conflicto… Pero es para personas como tú, y como la acompañante que te animaba a no coger tu hija llorando – desde su ignorancia y seguramente buena fe – que lo he escrito, y me alegro mucho que te haya servido. ¡Un abrazo!

  4. Lidia says:

    Hola Sara, que interesante tu visión. Como dices lo importante es el talento del acompañante para interpretar la ‘teoria’ y seguir el corazón. Me he movido en bastantes espacios de educación libre y la verdad es q me sorprenden algunos de tus ejemplos. Nunca presencié algo así. Nunca se forzó la autonomia. Recuerdo en un curso con Mauricio Wild que ponía el ejemplo de los zapatos. Si un niño quiere que se los pongas te está pidiendo amor, lo haces y ya está, si quiere se los pone él. És lo q he vivido en las 4 escuelitas que he estado, mucho respeto!!! Donde has acompañado? Lo de las braguitas me deja muerta! Que peligro la teoria sin conexión con el corazón. Abrazo

    • Sara Nima says:

      ¡Hola Lidia!
      Es justo lo que me imaginaba, que somos nosotros que lo interpretamos de forma rígida, que seguramente nuestros maestros no nos lo quisieron transmitir de esta forma… Si, ahora que he conectado la teoría con el corazón, gracias a ser madre, ¡pude sentir escalofríos recordándome y escuchando estas situaciones!
      Si quieres saber más detalles podemos seguir hablando por mail – meatrevoasalir@gmail.com no quiero hacer públicos los nombres…
      ¡Muchas gracias por tu comentario!

      Un abrazo

Deja una respuesta