Tomar mis propias decisiones es fundamental para asumir la responsabilidad de mi vida, para poder salir del rol de víctima y posicionarme como creadora de mi realidad. Tomar mis propias decisiones me trae felicidad, autonomía, seguridad, confianza y poder.
¿Te cuesta tomar decisiones, por más pequeñas que sean?
¿Sufres pensando que te puedes equivocar, y qué pasará?
¿Te inunda un mar indomable de dudas, cada vez que te toca decidir?
¿Preguntas a una, dos o tres personas cuál es su opinión al respecto, para que te ayude a tener una imagen clara sobre cuál es la decisión correcta?
Si te pasa como a mí, sabrás igual que yo, que ha llegado la hora de cambiar…
Sí pero… ¿Y si…?
Eso de tomar decisiones siempre me ha costado horrores. Cuando se acerca una decisión, por más chorra que sea, se me cae el mundo encima. Sube la marea del miedo hasta cubrir mi cabeza y ondas de calor atraviesan mi cuerpo. Entonces, en esas aguas oscuras, aparecen ojitos brillantes asustados de innúmeras criaturas que susurran sus dudas sin parar. Sus voces crean un eco en mi cabeza, casi como una canción: Y si… Y si…. Y si…. Febril, empiezo a escuchar cada una de las voces, a comparar lo que dicen, a buscar caminos que me puedan ayudar a salir de esa oscuridad, sin tener que decidir yo…
La oscuridad es intensa, y entonces se apodera de mí una fuerte necesidad de llamar a mi pareja, madre o amiga, y contarle mi dilema, pedir consejo y que por favor decidan por mí… Solo así, poco a poco, salgo de mi fondo marino y empiezo a ver la luz… las aguas se calman: uff, ya pasó, que bien que tengo personas a quien preguntar… ¿Pero a qué precio?
No digo que no podamos tener amigos o familiares de confianza con quien compartir nuestras inquietudes, claro que sí, ¡y es vital!
Pero si observas, como lo he hecho yo, que preguntar a los demás es una constante, para evitar tener que tomar tus propias decisiones, entonces puede ser que debajo de esto se esconda algo más…
El perfeccionismo
Quiero ser perfecta. Tengo que ser perfecta. ¿Para qué? Para que me quieran, para que dios me acepte, para tener derecho a la vida.
¿De verdad?
Creencias que sobrepoblan mi subconsciente, muy relacionadas con fuertes emociones:
El miedo a fallar i el miedo a la autoridad
No puedo fallar nunca, porque si fallo… ¿qué pasará?
¿Me castigarán, se enfadarán conmigo, ya no me amarán?
¿Cómo puedo tomar decisiones si todavía vivo atrapada en mis miedos de niña?
¡Me olvido de que ya soy adulta! Ya no hay ningún padre o madre enfadados, no hay un Dios castigador y menos dejarán de quererme (quien sea) si me equivoco en una decisión.
¿Te suena? Sí es así, es muy probable que tú también sigas viviendo desde tu niña, y que esa niña tuvo algunos momentos en que alguien, por el motivo que sea, provocó en ella la creencia que si falla, si se equivoca, no será merecedora de amor. Si quieres leer más sobre este tópico mira el post La educación convencional y su legado: el eterno miedo a fallar.
La inseguridad i el miedo a la responsabilidad
Esa niña en mí, que tantas veces toma el mando, se siente insegura, pequeña, y tiene miedo a la responsabilidad. No puede hacerse cargo de ella misma y tiene miedo de las consecuencias de sus errores. Y es muy normal, ¡es pequeña! Solo hay un pequeño detalle: ya no soy una niña. Podemos aprender a vivir desde la adulta, salir de la niña (o del ego), hacer un paso hacia atrás, y ubicarnos en la adulta. Puedes leer más de cómo pasar de víctima a responsable de tu vida en este post: Empoderamiento: de víctima a responsable de mi vida.
Ahora somos adultas, responsables y creadoras de nuestras vidas, ya podemos hacernos cargo de nosotras mismas y estamos listas para asumir las consecuencias de nuestras equivocaciones. Para que esa niña interior deje de dirigir nuestras vidas, para que podamos coger las riendas, y sentir el poder de ser adulta, hay que aprender a tomar decisiones. Eso quiere decir, sin pedir ayuda, sin delegarlas en otra persona. ¿Vamos allá?
Comparto contigo mi plan de acción, con la esperanza en que te pueda ayudar 🙂
Aprende a tomar decisiones en 6 pasos
- Afirmaciones de empoderamiento: Para empezar, para superar mi miedo gigante a fallar, a equivocarme y a responsabilizarme de mis decisiones y sus consecuencias, para mi es indispensable animarme con estas – o similares – afirmaciones: Me arriesgo a crear mi propia realidad. ¡Yo puedo! Soy capaz de afrontar la vida. Ya puedo hacerme cargo de mi misma y decidir. Estoy lista para asumir las consecuencias. Salgo de mi zona de confort, ¡con valor! El Universo me aprueba, me apoya y me ama.(Si te gustan puedes usar estas afirmaciones, y también puedes crear las tuyas. A mí me ayuda mucho inventarme las mías o dar un toque personal a las que colecto en mis terapias o en el diccionario emocional Sánate y Sana, que es una maravilla).
- Me ubico en mi esencia: Entro en quietud, respiro. Visualizo como hago un paso hacia atrás, y me ubico en mi centro, esencia, o corazón. Respiro y me siento, aquí. Este paso está explicado en detalle en Tengo una mente dominante: ejercicio sencillo para sacarla de su trono.Desde aquí observo todo lo que está pasando en mi interior. Visualizo la decisión con sus opciones delante de mí i todas las dudas que surgen.
- ¿Desde dónde sale esa duda? ¿Y desde donde estoy tomando la decisión? Me detengo a observar desde dónde salen las dudas. Si salen de mi cabeza o de algún lugar que no sea mi esencia, las descarto directamente.
- Me resisto a llamar a quien sea para preguntar opinión. Mi madre, mi pareja y mi amiga, todas tendrán consejos buenísimos para mí, sin duda. Solo que al escucharlos corro el riesgo de alejarme de mi verdad y, peor que eso, me alejo de mi objetivo, que es tener el poder sobre mi vida.
- Pongo mi atención en mi centro: vuelvo a visualizar las dos o más salidas de esa decisión, una a una delante mío y me fijo en la sensación que cada una crea en mi corazón. Sea cual sea la decisión a tomar, aquí descubriré la verdad. La opción que me hace vibrar, que me crea una sensación agradable, que resuena en mi interior es el camino que mi alma desea tomar.Puede pasar que hay dos voces distintas que salen de tu interior.Te voy a dar un ejemplo: Este invierno hay un retiro para educadores en Plum Village, al que mi alma anhela ir. Sé que sería regenerador para mi ser, y avanzaría mucho en mi evolución. Por otro lado, el retiro cae la semana del año nuevo, y de mi corazón sale un fuerte dolor si pienso que pasaré esa noche tan especial sin mi familia. Aquí miro qué voz es más fuerte, y qué sentiría en cada caso. Este año gana la familia, sé que estaría sufriendo en Plum Village, pensando en mi familia, y ése no es el plan.Puede pasar también que el deseo de tu alma de momento no sea posible realizar por circunstancias externas (económicas, por ejemplo) y entonces, después de verificar si realmente es así, puedo llegar a un compromiso conmigo misma y utilizar la lógica para encontrar una solución. La mente puede ayudar mucho en la decisión, solo tengo que vigilar que no esté desconectada del deseo real de mi Ser. Puedo aplicar mi mente como herramienta sin ser dominada por ella. Si este tema te interesa, te puedo recomendar un libro del maestro Zen Thich Nhat Hanh que profundiza en la comprensión de nuestra mente, desde una perspectiva budista: Comprender nuestra mente (Sabiduría perenne).
- Me lleno de valor para pasar a la acción y me obligo a no volver atrás. Aquí te darás cuenta de que ya conocías tu elección, desde el principio. Solo que tu verdadera voz se perdía en medio de tantas vocecitas de tu cabeza. Es muy importante ahora, agarrarte a ella, y tener el valor de dar el paso. No tiene que ser la decisión perfecta, permite-te equivocarte. Puedes decir tu decisión en voz alta, así tiene más fuerza, y sobre todo, no te dejes enredar otra vez por las vocecillas… que te tentarán. La decisión ya está tomada! “Yo Sara Nima, decido que… Aho!” Así lo hago yo 🙂
¿Y qué bien se siente una después de haber tomado una decisión, verdad? Yo me siento poderosa, segura y alegre. ¿Y tú? ¡Cuéntamelo si te apetece!
¿Quieres participar en el reto: ¡Yo decido! Mi vida, mi regalo?
Si te cuesta tomar decisiones como a mí, te invito a participar en el reto que estoy creando, y que de aquí a poco tiempo empezaremos:
Durante 21 días, me comprometo a tomar mis decisiones yo sola, sin la ayuda y el consejo de nadie. Me comprometo a responsabilizarme de mi vida, mis decisiones y sus consecuencias.
Me comprometo a amarme, respetarme y a disfrutar de la vida!
En breve te doy más detalles. Si ya sabes que quieres participar, suscríbete a este blog y en el campo observaciones pon el nombre del reto: Yo decido, mi vida, mi regalo.
Y, como siempre, me encantará saber tu opinión, tus experiencias, tus preguntas relacionadas con este artículo. Ya sabes que solo te puedo contestar desde mi experiencia, y eso haré, te lo aseguro: contestarte con sinceridad, con luz y oscuridad <3 ¡Gracias por leerme! Déjame un comentario si así lo sientes, nos vemos por aquí, por Facebook o Instagram. ¡Hasta siempre!
Un abrazo de corazón,
Hola
Al parecer todos piensan que soy insegura y que no soy capaz de hacer nada y también yo lo creo. Ya van 3 profesores, una jefa de trabajo, mi ex y mi mama que me dicen que tengo que aprender a tomar mis decisiones sola y simplemente no puedo me ATERRA equivocarme.
Hola Lucy, te entiendo muy bien!
Quizas te puede ayudar a empezar por decisiones pequeñas, o de «menor importancia»?
Un abrazo, y animos! Todas tenemos la valentia escondida en algun lugar! Hace falta mucha para aceptar que nos podemos equivocar… y qué? 🙂
Espero leerte pronto por aqui!