La cuarta fase de mi ciclo menstrual: La Anciana Sabia (menstruación)

Mi ciclo menstrual – la cuarta fase: La Anciana Sabia (menstruación)

Un relato escrito desde la energía de La Anciana Sabia -en la cuarta fase del ciclo menstrual. ¡Por el derecho a no trabajar durante la menstruación!

Quizás te has preguntado alguna vez: «¿Por qué me siento tan rara durante la regla?«, «Durante mi menstruación solo me quiero esconder. ¿Eso le pasa a las demás mujeres?«, «Lo paso fatal durante la regla. ¿Es normal?«, «No consigo ser creativa ni productiva durante la menstruación. ¿Me pasa algo?«, «Qué es el ciclo femenino, ciclo menstrual o ciclo de la mujer?» (…) Hoy te contestaré a través de mi propia experiencia.

Para leer la fase anterior puedes ir al artículo La tercera fase de mi ciclo menstrual – La Chamana (pre-menstruación)”.

Para leer la fase siguiente puedes ir al artículo “La primera fase de mi ciclo menstrual – La Doncella (pre-ovulacion)


Intento escribir. No me resulta fácil. Me molesta el ruido del ordenador, la luz de la pantalla. Me produce dolor de cabeza. Me molesta cualquier ruido o luz fuerte.

Este mes se me hizo tan consciente la energía de la anciana en mí, el cambio de energías cuando llegó mi menstruación, que decidí escribir sobre ello. No he leído ningún libro sobre las fases del ciclo de la mujer en años, ni hice ninguna formación sobre el tema. De hecho, siento que tengo todo este tema bastante aparcado desde que soy madre.

Escribo desde la vivencia, en primera persona, sintiendo la energía del arquetipo de La Anciana Sabia o Bruja como un mar inmenso que me inunda, dejándome sin opción alguna de seguir mi vida como si no existiera.

Así me siento menstruando – la energía de La Anciana Sabia en mí

Me desperté molesta, después de una noche inquieta con muchos sueños. La sensación de que “todo es una mierda”, que nada está en su lugar. El miedo que me invadiera mi sombra y mis pensamientos negativos floreciendo. Sentía que me movía en terreno inseguro, que en cualquier momento mi universo podría quebrar. Y además sentía que nada del mundo realmente me importaba, todo me era igual, y eso me hacía sentir culpable.

Lo único que quería era encontrar una cueva bien oscura para esconderme y que me dejaran en paz. Todos.

Entonces me di cuenta de que me estaba dejando arrastrar por mis miedos. Decidí ubicarme en mi corazón, aceptar las energías que se movían en mí, abrazarlas. Todo mejoró.

La vida seguía, me fui a trabajar. Después de una hora de esfuerzo físico que no debería haber hecho en esta fase del ciclo, me empezó a doler mucho la cabeza. Recordé que en las dos menstruaciones anteriores también me había dolido. Con el recuerdo volvió la preocupación por ese dolor de cabeza. ¿Sería algo grave?
Y después vino la paz, mano en mano con la aceptación del dolor, y de mi estado general.

Con ayuda de las palabras sabias de algunas mujeres amigas, en especial de Montserrat, dejé de resistirme por completo. Y eso marcó un antes y un después.
(Puedes encontrar la sabidoría de Montserrat en Flores para Maia, ¡un blog que te encantará!) 

Lo que antes era una mezcla de energías que no podía entender, donde reinaba el miedo, la preocupación, la culpa y la inseguridad, se transformó. La culpa desapareció, y con ella el miedo y la preocupación.

Me sentía tranquila en este estado tan profundo.

Ausente estaba esa mente inquieta, esas ganas de hacer, hacer, hacer. De no dejar ningún minuto desaprovechado para seguir adelante con mis proyectos. En consecuencia, la frustración por la falta de tiempo, de que nunca llego a cumplir mi lista, también estaba ausente.

Y me dejé sentir. Me permití escuchar mi cuerpo, y darle lo que necesitaba. Y eso era simplemente estar en casa. Descansar. Dormir. Dormir 11 horas, despertarme a media noche sin sueño, resistirme al pensamiento de levantarme y aprovechar el tiempo, permitirme descansar pasando de todo lo que “tengo que hacer”.

¡Que gusto hacer eso! Y que olvidado, ¡casi desconocido! En una sociedad donde tenemos que funcionar todos los días del mes por igual. Donde el ciclo de la mujer es ignorado. Donde reina la mente y las actividades no paran.

Permitirme tener lo que realmente necesito en la cuarta fase del ciclo, esa fase a veces tan odiada que es la menstruación.

Ahora, después de aceptar este estado tan diferente, tan oscuro, puedo sentir su poder.

La ausencia de lo mental permite la conexión con lo intuitivo.

Con la calma. Con el cuerpo. Con el Ser, sin hacer. Presencia versus acción.

Después de dormir 11 horas me desperté sin dolor de cabeza. Se anunciaba con los ruidos fuertes, los movimientos demasiado rápidos, o el esfuerzo físico. Pero como respeto mi cuerpo se queda latente. Solo vino para decirme “Para y escúchate”.

Después de trabajar para otros por la mañana, al medio día tenía tiempo para mis proyectos, antes de ir a buscar a mi hija a la escuelita. Qué va. Hice caso a mi cuerpo y dormí una siesta. Y qué bien me sentía, sin planes en la cabeza, sin estrés, allí debajo de mi mantita, con mi perra dándome calor, durmiendo a mi lado.

Soy todo lo que no tiene cabida en este mundo

Cuando estoy menstruando
mi ritmo se enlentece.
Mi mirada se dirige hacia dentro,
necesito calma y paz.

Cuando estoy menstruando
el mundo agitado me irrita.
El ritmo frenético me causa dolor,
demasiada luz me molesta.

Cuando estoy menstruando
necesito esconderme en mi cueva,
taparme con mi manta
y hacer compañía a mi oscuridad.

Cuando estoy menstruando
siento el océano en mí:
una inmensidad imposible de comprender,
un universo de sabiduría intuitiva.

Me conecto con todas las estrellas,
y todos los tiempos fluyen en mí.
Sensible a lo imperceptible,
soy la magia olvidada de este mundo sin fin.

Soy todo lo que no tiene cabida en este mundo:
la intuición, la calma, la presencia,
el parar, el sonreír, el cuidar de mi misma.
El arte que fluye solo, como expresión del Ser.

Puedes visitarme si vienes en paz.
Me gusta tu compañía, si tienes calma.
Solo abrázame, arrópame, sé presencia en mi oscuridad.
Miremos una película juntos. Sin hablar.

Respeto mi ciclo menstrual, me quedo en casa

Ahora puedo sonreír. Ahora me siento cómoda con la energía de la anciana. Flipo con lo olvidada que está esta energía en mi vida. Y siento en mis entrañas lo necesario que es para mí respetarla. Quizás porque soy una persona que tengo mil ideas, me entusiasmo fácilmente y me pierdo en la ansiedad cuando no llego a todo. El estrés me puede, las ganas de hacer y además hacerlo perfecto muchas veces me dejan exhausta, frustrada.

Qué alivio pensar que hay unos días en mi ciclo, quizás una semana, en que lo dejaré todo aparcado, que no me importará lo más mínimo si avanza o no avanza el mundo, y me dedicaré a fluir, a cuidarme, a sentir, a dormir y a soñar.

Porque a partir de ahora voy a respetar mi ciclo de mujer. Aquí queda dicho y escrito.

La no-acción es tan importante como la acción.
La intuición equilibra la voz de la mente.
El parar, el mirar hacia dentro armoniza el hacer en el exterior.
El descanso sana al estrés…

Deseo que se integre esta sabiduría en nuestra sociedad. Que se reconozca que aceptar la fase oscura de la luna es de vital importancia para la salud e integridad de la mujer.

Cada mujer de este mundo debería tener el derecho de no ir a trabajar durante su menstruación.

Porque va contra natura. Durante nuestra menstruación podemos prestar un servicio muy distinto a nuestra sociedad: crear equilibrio, aumentar en amor, salud y bienestar.

Este es uno de esos posts que no estaban planeados. Ha salido espontáneamente de lo vivido. Eso me encanta. Y con él reivindico el derecho de las mujeres a no trabajar durante su menstruación. Esto sí es algo que siento hace mucho tiempo. Respetémonos mujeres. Siento que sólo nosotras podemos restablecer el equilibrio en la existencia, equilibrándonos a nosotras mismas, siendo tal como somos, sin escondernos o intentar adaptarnos a un mundo loco y desequilibrado. Tenemos tanto poder… tanta magia. Dejémosla brillar.

Ámate mujer, para poder amar.
Cree en ti mujer, para poder brillar
Respétate, conócete y sé cómo eres.
No hay nada que esconder, nada que cambiar.

Eres perfecta. Eres mágica. Eres equilibrio.

Para leer la fase siguiente puedes ir al artículo “La primera fase de mi ciclo menstrual – La Doncella (pre-ovulacion)


Mis relatos del ciclo menstrual son hechos sin mirar referencias, simplemente escribiendo lo que siento en cada fase. Me encanta contrastarlos después, y me asombro como todo coincide con la sabiduría ancestral que existe sobre el ciclo de la mujer. Si quieres saber más, te recomiendo la página de una hermana sabia, Sophia Style, Mujer Cíclica. Allí puedes encontrar información sobre cada arquetipo, en este caso la anciana, y también formaciones online muy interesantes.

Si quieres saber más sobre tu ciclo menstrual, ciclo lunar, ciclo femenino o ciclo de la mujer, sus fases y como vivir en armonía con ellas te recomiendo estos libros de la escritora Miranda Gray, Luna Roja y Las 4 fases de la Luna Roja. Ofrece una profunda y clarificadora visión de nuestra naturaleza cíclica y de los dones y posibilidades que encierra el ciclo menstrual.

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